El gol que nos avisaron.

Vino por toda la cancha, en los pies de una misma persona. Nos habían avisado por dónde venía, en dónde gambeteaba, en dónde la adelantaba, donde quebraba y exactamente en qué punto y a qué angulo disparaba. Gol. Posiblemente lo que más me mata es que todo estaba armado para que esto no sucediera, para que en el momento en que el tipo saliera de su área, nosotros ya le hubieramos clavado 2 goles.
En fin hay que vivir con eso, son ese tipo de lecciones que te enseñan que no sólo hay que anticiparse sino que tambien hay que jugarla, y posiblemente sea ese gol el que cierre con broche de oro dicha lección maldita. Digo maldita por lo que trae consigo.
Dicen que cuando un león macho entra a dirigir una manada mata a todos los cachorros del león anterior para asegurar su superioridad, pues ahora soy ese cachorro, con huevos, ganas y casta, pero sin el tamaño para defenderme.
Me pongo en manos de lo que suceda, cambio y fuera.